Hoolaa ya he vuelto de mis vacaciones!
Siento deciros que me estoy planteando seriamente dejar este blog y volcarme por completo en Historia de una Naufraga...
Me he releido varias veces la historia y la verdad no me ha gustado nada. Al ser mi primer blog, tiene muy poca base y muchas cosas que he puesto me parecen auténticas tonterías. Los primeros capítulos son malísimos y ya no me siento agusto con la historia.
Lo siento chicas.
Besos.
Lucky
sábado, 28 de agosto de 2010
lunes, 9 de agosto de 2010
Capítulo 15
Cerré la puerta del coche de un portazo y me senté en el asiento trasero sin dirigirle la palabra a mi madre.
Ella había decidido que saldría antes del trabajo para venir a recogerme ella después de la clase de pintura, porque no se fiaba de mi.
La verdad, había hecho bien, porque yo tenía pensado ir de todas formas con Leo.
Le había enviado un mensaje en el que le avisaba que no iba a poder ir hoy, y que luego le llamaría para explicárselo todo. El corazón se me encogió al pensar que hoy no lo iba a ver. Pero ya me las arreglaría para escaparme y asistir a las clases.
Llegamos a casa y yo subí a mi cuarto, sin dignarme a mirar siquiera a mi madre. Cerré la puerta y directamente me puse a hacer los deberes, los tenía bastante atrasados.
Pasado un rato, alguien llamó a la puerta suavemente.
-¿Me dejas pasar, cariño?
No contesté, pero mi madre de todas formas abrió la puerta y entro en mi cuarto.
Yo ni me inmuté y continué haciendo la tarea sin levantar la vista.
-Aún no me has contado qué estabas haciendo para que llegaras tan tarde-empezó mi madre.
Esperó un momento a que yo dijera algo y al ver que no obtenía respuesta suspiró.
-Puedes contarmelo todo y lo sabes soy tu mad...
-¡Alomejor ayer te lo hubiera dicho, pero ni os dignasteis a preguntarmelo! ¡Me castigasteis sin dejarme dar explicaciones!-exploté, mirando a mi madre con fiereza.
-Pues cuentamelo ahora.
-No. Vete de mi cuarto.
-No soy tonta, hija, se que estabas con ese... Leo. -se levantó de la silla y me miró seriamente-No quiero que te vuelvas a ver con él.
Eso fue como una jarra de agua fría para mi.
-Vete de mi cuarto-repetí.
-¡Solo estoy intentando razonar contigo!-exclamó mi madre perdiendo la paciencia y lléndose de mi cuarto.
Se me llenaron los ojos de lágrimas. ¿Ahora como diablos me iba a ver con Leo?
En ese momento sonó el timbre. Abrí un poco la puerta de mi habitación, para escuchar lo que decían. Oí el chasquido que sonaba cuando se abría nuestra puerta.
-Hola. ¿Está Maria?-preguntó lo que parecía la voz de Luna
Mi madre se lo pensó.
-No puede salir está castigada, pero puedes estar un rato con ella. -cedió.
-¡Oh! Si le habeis castigado ya me voy...-se oyó decir a mi amiga
-No, no no te preocupes. Pasa, está en su cuarto.
Percibí unos pasos que se acercaban a mi cuarto. Cerré la puerta rápidamente y de un salto me senté en la silla y fingí que estaba escribiendo en mi cuaderno.
Luna entró y cerró la puerta rápidamente. Nos chocamos las manos y nos hechamos a reír.
Nuestro plan había salido a la perfeección.
Aunque la verdad todo lo había ideado Luna.
Sabíamos que mis padres adoraban a Luna, siempre decían que era un ejemplo a seguir y que pobrecita que no tenía padres y bla bla bla. Entonces la cabecita maquiavélica de mi amiga había pensaado que si venía y se hacía la tonta, le dejarían pasar.
Le puse al corriente de todos los acontecimientos pasados y nos sentamos en mi cama.
Luna suspiró.
-La tienes cruda.
-¿No hay nada...nada que hacer?
-Tus padres acabarían por enterarse.
Luna negó con la cabeza, apenada y sin ideas. Entonces mi a mi impulsiva mente se le encendió la bombilla.
-¡Pues me escapo de casa, y me voy a la tuya! ¿No hay ingún problema con tus padres, no?
-No, me dejarían seguro, pero...¡tú estás loca! ¿te vas a escapar de casa??
-No me dejan estar con Leo.-repliqué sencillamente
Luna se encogió de hombros, resignada ante mi cabezonería.
-Como quieras. Te dejo esta noche para que lo pienses bien, y si decides que sí, me llamas que mi chófer te recogerá a la salida del instituto.
-¿Y las maletas? No puedo llevarlas al instituto, mi madre sospecharía
Ella calló unos momentos, pensativa.
-De acuerdo, plan b. ¿A qué hora se despiertan tus padres?-preguntó frunciendo el ceño.
-A las 6:30-respondí, tras un largo esfuerzo por recordar.
-De acuerdo, tienes como tope, llamarme a las 4 de la mañana. Si lo haces, mi chófer vendrá a recogerte aquí.
Asintió, satisfecha de su plan.
¿Cuatro de la mañana? ¿Y se supone yo soy la loca?
-¿Y tus padres te dejan a esas horas?
-Mis padres me dejan a todas horas. Me miman demasiado-dijo riéndose
Que suerte tienen algunas...
-Gracias Luna-le abracé con cariño.
Luego me callé, deprimida. En menuda situación me encontraba.
-Por lo menos tengo una noticia buena-me intentó animar-ya se como puedes recompensar a Leo por las clases. Le pudes hacer ¡Un retrato!
Lo pensé un poco....Sí, la verdad es que era una idea bastante buena idea.
Continumos cotilleando y intercambiando consejos y demás hasta que Luna se fue. Mi madre llamó para cenar pero yo no bajé.
Me tumbé en la cama para pensar si de verdad me quería ir de casa. Pensé en mis padres en lo que los quería....pero la cara de Leo se superponía a ellos. Su sonrisa, sus ojos, su voz...
Y mis padres me habían dejado muy claro que no quería que fuera con él.
Abrí el armario y con el corazón en un puño, comencé a llenar las maletas.
--------------------------------------
Buenoo estos días no voy a poder publicar lo más seguro, pero haré lo que pueda.
estoy muy poco inspirada en estos momentos, asi que he hecho lo que he podido!
Porfavor comentaar! Y uniros a http://www.historiadeunanaufraga.blogspot.com/
Comentar
please
comentar!
se os quieere muchO muchO'
^^
Ella había decidido que saldría antes del trabajo para venir a recogerme ella después de la clase de pintura, porque no se fiaba de mi.
La verdad, había hecho bien, porque yo tenía pensado ir de todas formas con Leo.
Le había enviado un mensaje en el que le avisaba que no iba a poder ir hoy, y que luego le llamaría para explicárselo todo. El corazón se me encogió al pensar que hoy no lo iba a ver. Pero ya me las arreglaría para escaparme y asistir a las clases.
Llegamos a casa y yo subí a mi cuarto, sin dignarme a mirar siquiera a mi madre. Cerré la puerta y directamente me puse a hacer los deberes, los tenía bastante atrasados.
Pasado un rato, alguien llamó a la puerta suavemente.
-¿Me dejas pasar, cariño?
No contesté, pero mi madre de todas formas abrió la puerta y entro en mi cuarto.
Yo ni me inmuté y continué haciendo la tarea sin levantar la vista.
-Aún no me has contado qué estabas haciendo para que llegaras tan tarde-empezó mi madre.
Esperó un momento a que yo dijera algo y al ver que no obtenía respuesta suspiró.
-Puedes contarmelo todo y lo sabes soy tu mad...
-¡Alomejor ayer te lo hubiera dicho, pero ni os dignasteis a preguntarmelo! ¡Me castigasteis sin dejarme dar explicaciones!-exploté, mirando a mi madre con fiereza.
-Pues cuentamelo ahora.
-No. Vete de mi cuarto.
-No soy tonta, hija, se que estabas con ese... Leo. -se levantó de la silla y me miró seriamente-No quiero que te vuelvas a ver con él.
Eso fue como una jarra de agua fría para mi.
-Vete de mi cuarto-repetí.
-¡Solo estoy intentando razonar contigo!-exclamó mi madre perdiendo la paciencia y lléndose de mi cuarto.
Se me llenaron los ojos de lágrimas. ¿Ahora como diablos me iba a ver con Leo?
En ese momento sonó el timbre. Abrí un poco la puerta de mi habitación, para escuchar lo que decían. Oí el chasquido que sonaba cuando se abría nuestra puerta.
-Hola. ¿Está Maria?-preguntó lo que parecía la voz de Luna
Mi madre se lo pensó.
-No puede salir está castigada, pero puedes estar un rato con ella. -cedió.
-¡Oh! Si le habeis castigado ya me voy...-se oyó decir a mi amiga
-No, no no te preocupes. Pasa, está en su cuarto.
Percibí unos pasos que se acercaban a mi cuarto. Cerré la puerta rápidamente y de un salto me senté en la silla y fingí que estaba escribiendo en mi cuaderno.
Luna entró y cerró la puerta rápidamente. Nos chocamos las manos y nos hechamos a reír.
Nuestro plan había salido a la perfeección.
Aunque la verdad todo lo había ideado Luna.
Sabíamos que mis padres adoraban a Luna, siempre decían que era un ejemplo a seguir y que pobrecita que no tenía padres y bla bla bla. Entonces la cabecita maquiavélica de mi amiga había pensaado que si venía y se hacía la tonta, le dejarían pasar.
Le puse al corriente de todos los acontecimientos pasados y nos sentamos en mi cama.
Luna suspiró.
-La tienes cruda.
-¿No hay nada...nada que hacer?
-Tus padres acabarían por enterarse.
Luna negó con la cabeza, apenada y sin ideas. Entonces mi a mi impulsiva mente se le encendió la bombilla.
-¡Pues me escapo de casa, y me voy a la tuya! ¿No hay ingún problema con tus padres, no?
-No, me dejarían seguro, pero...¡tú estás loca! ¿te vas a escapar de casa??
-No me dejan estar con Leo.-repliqué sencillamente
Luna se encogió de hombros, resignada ante mi cabezonería.
-Como quieras. Te dejo esta noche para que lo pienses bien, y si decides que sí, me llamas que mi chófer te recogerá a la salida del instituto.
-¿Y las maletas? No puedo llevarlas al instituto, mi madre sospecharía
Ella calló unos momentos, pensativa.
-De acuerdo, plan b. ¿A qué hora se despiertan tus padres?-preguntó frunciendo el ceño.
-A las 6:30-respondí, tras un largo esfuerzo por recordar.
-De acuerdo, tienes como tope, llamarme a las 4 de la mañana. Si lo haces, mi chófer vendrá a recogerte aquí.
Asintió, satisfecha de su plan.
¿Cuatro de la mañana? ¿Y se supone yo soy la loca?
-¿Y tus padres te dejan a esas horas?
-Mis padres me dejan a todas horas. Me miman demasiado-dijo riéndose
Que suerte tienen algunas...
-Gracias Luna-le abracé con cariño.
Luego me callé, deprimida. En menuda situación me encontraba.
-Por lo menos tengo una noticia buena-me intentó animar-ya se como puedes recompensar a Leo por las clases. Le pudes hacer ¡Un retrato!
Lo pensé un poco....Sí, la verdad es que era una idea bastante buena idea.
Continumos cotilleando y intercambiando consejos y demás hasta que Luna se fue. Mi madre llamó para cenar pero yo no bajé.
Me tumbé en la cama para pensar si de verdad me quería ir de casa. Pensé en mis padres en lo que los quería....pero la cara de Leo se superponía a ellos. Su sonrisa, sus ojos, su voz...
Y mis padres me habían dejado muy claro que no quería que fuera con él.
Abrí el armario y con el corazón en un puño, comencé a llenar las maletas.
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Buenoo estos días no voy a poder publicar lo más seguro, pero haré lo que pueda.
estoy muy poco inspirada en estos momentos, asi que he hecho lo que he podido!
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miércoles, 4 de agosto de 2010
Capítulo 14
No pude evitar que se me escapara un gritito de emoción.
Despues de todo, Leo había cumplido su promesa Me había llebado a los establos donde él trabajaba. Lo miré sin poder articular palabra.
-Venga, elige el caballo que quieras montar-dijo, divertido al ver mi cara de embobada.
-¿Puedo montar el que yo quiera?-pregunté emocionada, intentando que no me temblara la voz.
Él asintió.
Me volví y le miré intensamente.
-Leo...no hay palabras para agradecerte esto...yo...
-No hace falta que me lo agradezcas. Yo cumplo mis promesas, eso es todo-titubeó antes de decir lo siguiente-Además, sabía que te iba a gustar. Bueno, menos charla, que tienes que elegir tu montura.
Me adentré en los establos y observé los caballos.
Eran todos preciosos, había de todos los colores y tipos. Pero no había ninguno que conectara conmigo especialmente. Seguimos avanzando y cuando llegamos al fondo del establo vi un caballo espectacularmente negro. Tenía una porte majestuosa que le hacía destacar de los demás.
Me aproximé hacia él, embelsada y le acerqué la mano para que fuera acostumbrándose a mi olor.
-¿Cómo se llama?-pregunté sin apartar la vista del caballo.
-Kiba-contestó, observándome con atención.
Le acaricié el cuello y me agradó el tacto suave que tenía su pelaje.
-Le gustas-comentó Leo sorprendido- Normalmente detesta que le acaricien.
Sonreí, complacida. Kiba era perfecto.
-¿Puedo montar este?
-¡Claro!-me miró, divertido-Ve saliendo fuera que tengo que sacar los caballos.
-¿Los caballos?
-Kiba y Nuba, mi yegua.-se echó a reír- ¿Qué te pensabas ¡Yo también quiero montar!
Me ruboricé avergonzada. <<Qué estúpida eres, Maria>> me dije.
Salí de los establos y el viento me dio de lleno en la cara
Me encontraba en una pradera llena de hierba verde y fresca y de vez en cuando había salpicadas florecillas de distintos colores. Aspiré el aire, que olía a paja, mezclado con un olor a pinos y hierba.
Abrí los brazos, recibiendo el aire de lleno. La ropa se me pegaba al cuerpo y mi pelo ondeaba hacia todas las direcciones.
Me sentí libre y feliz.
-¿Disfrutando?-me sobresalté. ¿Cuanto rato llevaría Leo observando? Me giré para protestar, pero cuando lo vi con los caballos, me pareció tan adorable que me contuve y le sonreí.
En cada mano llevaba una cuerda, por la cual llevaba sujetos a Kiba y a Nuba. Nuba era muy bonita, tenía el pelaje color canela y las crines y las patas negras. Me acerqué a Kiba y él relinchó recibiendome con cariño. Le acaricié el cuello, le estaba cogiendo mucho cariño a aquel caballo.
-Leo...-vacilé un poco-yo... no sé montar a caballo.
-No te preocupes, lo suponía-me tranquilizó ató a Nuba y a Kiba a unos palos. Se volvió para mirarme.-a partir de ahora, voy a ser tu profesor. Todas las tardes te daré clases, hasta que sepas montar a la perfección.
Tardé unos momentos en asimilar lo que había dicho.
-¿Y cómo te voy a pagar? No tengo muchos ahorros y mis padres no me van a pagar las clases.
-No tienes que pagarme nada... Sólamente con verte sonreir me basta- pareció arrepentirse al momento de decir esto.
Se me subieron los colores y cada partícula de mi cuerpo quiso corresponderle con alguna frase bonita, pero no me salieron las palabras.. <<¿Por qué en estos momentos no soy capaz de contestar nada?>>me dije furiosa conmigo misma.
Me negué a que no recibiera ningún beneficio, pero como siempre Leo terminó por converncerme.
Apoyó un brazo en el lomo de Kiba y me miró largamente.
-Primera lección: cómo tratar a los caballos.
------------------------------
Varias horas después...
Abrí la puerta de mi casa con la mente en las nubes. Leo era un profesor excelente, hoy había aprendido muchas cosas sobre equitación y cuidado de caballos. Me avisó que me llevaría bastante aprender a montar bien, que si no quería hacerlo que abandonara cuando quisiera. Pero yo lo tenía claro, iba a aprender a montar.
Cuando estaba entrando al salón para dejar las llaves, me enconré a mis padres sentados en el sofá con cara de pocos amigos.
-¿Sabes la hora que es?-preguntó mi padre con un tono de voz peligrosamente tranquilo.
Oh oh... Ni Leo ni yo nos habíamos preocupado de la hora...simplemente cuando ya estaba demasiado oscuro como para seguir habíamos parado. Ni se me había pasado por la caeza que pudiera ser tan tarde
Se avecinaba una bronca de las buenas
-Lo siento pero...
-¡Ni peros ni peras!-saltó mi madre- ¿Tú sabes lo preocupados que estabas tu padre y yo?
-Pero...
-¡No me interrumpas!-exclamó mi madre subiendo el tono voz.
-Nosotros confiabamos en ti, Maria. Pero nos has defraudado-me regañó mi padre, con un tono de voz que daba a ver lo decepcionado que estaba.
-¡Estás castigada 2 semanas sin salir! ¡Y ya nos explicaras mañana que demonios estabas haciendo! ¡A tu cuarto y sin cenar!-gritó mi madre fuera de si levantándose del sofá y apuntándome con el dedo.
Subí a mi cuarto furiosa y cerré la puerta con un sonoro portazo. Agarré un cojín y lo estampé varias veces contra la pared.
Cuando me cansé del cojín, me puse el pijama y me tumbé en la cama. <<Ellos no lo entienden>>me dije <<No les voy a hablar en la vida>>. Apagué la luz enfadada e intenté dormirme.
----------------------------------
Bueeeno ¿Os ha gustado lo de los caballos? :D
Ya se que Maria está siendo un poco injusta con sus padres... pero cuando estamos furiosos todos pensamos que otra persona tiene la culpa ¿no?
Porfavor comentar, que la inspiración por aquí es muy escasa!
Como en la encuesta todas habeis decidido que haga un blog de mi relato.... ¡dicho y hecho!
www.historiadeunanaufraga.blogspot.com
Solo que le he cambiado el título y he mejorado un poco el primer capítulo y he cambiado nombres. Aquí la foto:
Porfavor seguirlo! :D
Muchos besos a todas!
Comentar xfavor!!
Despues de todo, Leo había cumplido su promesa Me había llebado a los establos donde él trabajaba. Lo miré sin poder articular palabra.
-Venga, elige el caballo que quieras montar-dijo, divertido al ver mi cara de embobada.
-¿Puedo montar el que yo quiera?-pregunté emocionada, intentando que no me temblara la voz.
Él asintió.
Me volví y le miré intensamente.
-Leo...no hay palabras para agradecerte esto...yo...
-No hace falta que me lo agradezcas. Yo cumplo mis promesas, eso es todo-titubeó antes de decir lo siguiente-Además, sabía que te iba a gustar. Bueno, menos charla, que tienes que elegir tu montura.
Me adentré en los establos y observé los caballos.
Eran todos preciosos, había de todos los colores y tipos. Pero no había ninguno que conectara conmigo especialmente. Seguimos avanzando y cuando llegamos al fondo del establo vi un caballo espectacularmente negro. Tenía una porte majestuosa que le hacía destacar de los demás.
Me aproximé hacia él, embelsada y le acerqué la mano para que fuera acostumbrándose a mi olor.
-¿Cómo se llama?-pregunté sin apartar la vista del caballo.
-Kiba-contestó, observándome con atención.
Le acaricié el cuello y me agradó el tacto suave que tenía su pelaje.
-Le gustas-comentó Leo sorprendido- Normalmente detesta que le acaricien.
Sonreí, complacida. Kiba era perfecto.
-¿Puedo montar este?
-¡Claro!-me miró, divertido-Ve saliendo fuera que tengo que sacar los caballos.
-¿Los caballos?
-Kiba y Nuba, mi yegua.-se echó a reír- ¿Qué te pensabas ¡Yo también quiero montar!
Me ruboricé avergonzada. <<Qué estúpida eres, Maria>> me dije.
Salí de los establos y el viento me dio de lleno en la cara
Me encontraba en una pradera llena de hierba verde y fresca y de vez en cuando había salpicadas florecillas de distintos colores. Aspiré el aire, que olía a paja, mezclado con un olor a pinos y hierba.
Abrí los brazos, recibiendo el aire de lleno. La ropa se me pegaba al cuerpo y mi pelo ondeaba hacia todas las direcciones.
Me sentí libre y feliz.
-¿Disfrutando?-me sobresalté. ¿Cuanto rato llevaría Leo observando? Me giré para protestar, pero cuando lo vi con los caballos, me pareció tan adorable que me contuve y le sonreí.
En cada mano llevaba una cuerda, por la cual llevaba sujetos a Kiba y a Nuba. Nuba era muy bonita, tenía el pelaje color canela y las crines y las patas negras. Me acerqué a Kiba y él relinchó recibiendome con cariño. Le acaricié el cuello, le estaba cogiendo mucho cariño a aquel caballo.
-Leo...-vacilé un poco-yo... no sé montar a caballo.
-No te preocupes, lo suponía-me tranquilizó ató a Nuba y a Kiba a unos palos. Se volvió para mirarme.-a partir de ahora, voy a ser tu profesor. Todas las tardes te daré clases, hasta que sepas montar a la perfección.
Tardé unos momentos en asimilar lo que había dicho.
-¿Y cómo te voy a pagar? No tengo muchos ahorros y mis padres no me van a pagar las clases.
-No tienes que pagarme nada... Sólamente con verte sonreir me basta- pareció arrepentirse al momento de decir esto.
Se me subieron los colores y cada partícula de mi cuerpo quiso corresponderle con alguna frase bonita, pero no me salieron las palabras.. <<¿Por qué en estos momentos no soy capaz de contestar nada?>>me dije furiosa conmigo misma.
Me negué a que no recibiera ningún beneficio, pero como siempre Leo terminó por converncerme.
Apoyó un brazo en el lomo de Kiba y me miró largamente.
-Primera lección: cómo tratar a los caballos.
------------------------------
Varias horas después...
Abrí la puerta de mi casa con la mente en las nubes. Leo era un profesor excelente, hoy había aprendido muchas cosas sobre equitación y cuidado de caballos. Me avisó que me llevaría bastante aprender a montar bien, que si no quería hacerlo que abandonara cuando quisiera. Pero yo lo tenía claro, iba a aprender a montar.
Cuando estaba entrando al salón para dejar las llaves, me enconré a mis padres sentados en el sofá con cara de pocos amigos.
-¿Sabes la hora que es?-preguntó mi padre con un tono de voz peligrosamente tranquilo.
Oh oh... Ni Leo ni yo nos habíamos preocupado de la hora...simplemente cuando ya estaba demasiado oscuro como para seguir habíamos parado. Ni se me había pasado por la caeza que pudiera ser tan tarde
Se avecinaba una bronca de las buenas
-Lo siento pero...
-¡Ni peros ni peras!-saltó mi madre- ¿Tú sabes lo preocupados que estabas tu padre y yo?
-Pero...
-¡No me interrumpas!-exclamó mi madre subiendo el tono voz.
-Nosotros confiabamos en ti, Maria. Pero nos has defraudado-me regañó mi padre, con un tono de voz que daba a ver lo decepcionado que estaba.
-¡Estás castigada 2 semanas sin salir! ¡Y ya nos explicaras mañana que demonios estabas haciendo! ¡A tu cuarto y sin cenar!-gritó mi madre fuera de si levantándose del sofá y apuntándome con el dedo.
Subí a mi cuarto furiosa y cerré la puerta con un sonoro portazo. Agarré un cojín y lo estampé varias veces contra la pared.
Cuando me cansé del cojín, me puse el pijama y me tumbé en la cama. <<Ellos no lo entienden>>me dije <<No les voy a hablar en la vida>>. Apagué la luz enfadada e intenté dormirme.
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Bueeeno ¿Os ha gustado lo de los caballos? :D
Ya se que Maria está siendo un poco injusta con sus padres... pero cuando estamos furiosos todos pensamos que otra persona tiene la culpa ¿no?
Porfavor comentar, que la inspiración por aquí es muy escasa!
Como en la encuesta todas habeis decidido que haga un blog de mi relato.... ¡dicho y hecho!
www.historiadeunanaufraga.blogspot.com
Solo que le he cambiado el título y he mejorado un poco el primer capítulo y he cambiado nombres. Aquí la foto:
Porfavor seguirlo! :D
Muchos besos a todas!
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