Capitulo 1

Aspiré el aire fresco de aquella tarde. Hacía un atardecer muy bonito, sobretodo con la pespectiva de que justo después iba a llegar a La parada. Me explico, todas las tardes de lunes a viernes voy a una clase de pintura, de 4 a 6 de la tarde. El local donde se imparten las clases está en un descampado a a las afueras de la ciudad. Mi madre me lleva en coche pero luego ella no me puede recoger así que aquií entra en escena La parada. En medio de aquel descampado se encuenra, allí plantada una parada de autobús. No se porqué la colocaron allí, pues al parecer sólo la uso yo. Nunca, en estos 2 años que llevo asistiendo a la clase de pintura, me había cruzado con alguien en La parada, y eso es raro porque solamente pasa por esta parada una vez el autobús, a las 6 y media. A mí esa hora me venía que ni pintada, parecía que habían colocado esa parada solo para mi, como si llevara mi nombre, Maria (sí, sin acento, es una manía que tengo) escrito en letras enormes. Esa idea me gustaba porque para mi esa parada era muy especial. La media hora que pasaba sentada allí, la utilizaba para pensar. Me ponía música con mi mp4 y me comía una bolsa de Doritos, mis patatas fritas preferidas, compradas con antelación. Esa era MI media hora, el mejor momento del día, que nadie podía cambiar, después de una relajante clase de pintura, me sentaba en La parada y me ponía a pensar. Allí se me han ocurrido un montón de brillantes ideas. Por ejemplo, cuando la madre de Tibby, mi mejor amiga, decidió que iban a mudarse, entonces aquí en esta parada se me ocurrió una magnífica idea que... Bueno, eso es otra historia. Sumida en mis pensamientos divisé a lo lejos mi parada predilecta. La saludé desde lejos y empezé a caminar un poco más rápido. Entonces a lo lejos divisé la figura de una persona sentada en la parada. Me pare de sopetón. Oh no. No, no, no, no.


Bueno..... ¿Qué, os a gustado? ¡Pronto publicaré!
un beso